HISTORIA DE EL TALON DE AQUILES

Aquiles fue uno de los héroes griegos más famosos. Participó en la guerra de Troyajunto con Ulises y con muchos otros guerreros dispuestos a rescatar a la bella Helena y todos los troyanos huían aterrorizados en cuanto veían aparecer a Aquiles por el campo de batalla. Y es que él era, con mucho, el guerrero más fuerte, feroz y valiente de todos los griegos.
La enorme fuerza de Aquiles provenía de su madre, Tetis, una ninfa del mar que era inmortal. Todos tenían miedo de Aquiles, pero era porque no conocían el secreto de su debilidad. Aquiles tenía un secreto desde el día de su nacimiento y lo mantenía muy oculto porque podía costarle la vida.
Cuando Aquiles nació su madre Tetis estaba preocupada por el bebé. Tetis era un ser inmortal, pero el papá de Aquiles, Peleo, no lo era. Así que el niño no estaba totalmente protegido. Como Tetis quería que su niño fuera invulnerable, nunca se hiciera ninguna herida y nunca pudiera morir, cogió al niño y lo bañó en las aguas de un lago que daba la inmortalidad.
¿Estaba ya protegido Aquiles? De ninguna manera, porque Tetis tenía que agarrar al bebé por alguna parte de su cuerpo para que no se ahogara mientras lo sumergía en las aguas inmortales. Y fue precisamente por el talón por donde estaba sujetando al niño. Así que esa parte del cuerpo de Aquiles era la única por donde le podían hacer daño.
Este secreto solo lo sabían Aquiles y su madre Tetis, por lo que el héroe griego era capaz de correr cualquier riesgo sabiendo que no tenía peligro de hacerse daño ni de morir. Hasta que un día Aquiles desveló el secreto a uno de sus amigos, su amigo se lo dijo a otro amigo, el amigo del amigo a otro y así corrió la voz de que Aquiles en realidad no era invencible.
Y fue un gran error contar ese secreto tan importante, porque al final los troyanos se enteraron de cómo podían acabar con el temible Aquiles y utilizaron la información que tenían. En un combate, un troyano lanzó una flecha con mucha puntería, tanta puntería que acertó en el talón y Aquiles murió. No le quedó más remedio que subir al Olimpo con los dioses para ver cómo terminaba aquella guerra de Troya.

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